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La Revolución Silenciosa: cuando cuatro generaciones construyen el futuro juntas

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Por primera vez en la historia de la humanidad, cuatro generaciones trabajan codo con codo. ¿Estamos preparados para aprovechar esta oportunidad única?

Imagínate por un momento que en tu equipo coinciden: María, de 62 años, que ha vivido la transición del papel carbón al cloud; Javier, de 45, que presenció el nacimiento de Internet; Ana, de 32, nativa digital que creció con las redes sociales; y Sofía, de 24, que no concibe el mundo sin inteligencia artificial. Esto no es ficción: es la realidad de nuestras empresas hoy.

Nunca habían convivido tantas generaciones de manera simultánea en el mundo del trabajo, según revela el análisis de Harvard Deusto, que identifica esto como "un momento inédito" donde se encuentran al menos cuatro generaciones reunidas en la cultura empresarial. Esto representa un laboratorio fascinante: cada generación ha desarrollado patrones y perspectivas distintas influenciados por los estímulos tecnológicos y sociales de su época, creando una diversidad cognitiva sin precedentes.

Cuando una empresa logra que sus cuatro generaciones trabajen en armonía, no solo multiplica su capacidad de innovación, sino que crea una cultura de aprendizaje continuo donde la experiencia se combina con la disrupción, la estabilidad con la agilidad, y la sabiduría con la creatividad.

 

El mapa generacional del talento actual

  • Baby Boomers (1946-1964): Los arquitectos de la lealtad: Educados en la cultura del esfuerzo y el sacrificio, poseen gran experiencia y están acostumbrados a trabajar muchos años en la misma empresa. Lo que valoran: Estabilidad, experiencia, comunicación directa cara a cara. Lo que aportan: visión a largo plazo, capacidad de mentorizar a otros y una capacidad única para la construcción de relaciones sólidas.
  • Generación X (1965-1980): Los equilibristas del cambio: Se reconocen como plenamente conscientes del significado de su generación, surgida de un mundo tradicional y que ahora participa de lleno en otro en constante transformación. Actualmente dominan el panorama con un 45% de presencia en el mercado laboral, posicionándose como la generación puente. Lo que valoran: Equilibrio vida-trabajo, autonomía, flexibilidad. Lo que aportan: Adaptabilidad, pragmatismo, capacidad para gestionar crisis.
  • Millennials (1981-1996): Los nativos de la colaboración: Casi un tercio de sus prioridades principales es equilibrar la vida personal y profesional. Son la generación mejor preparada de la historia, pero encontraron precariedad en los contratos y las pirámides organizativas colapsadas en su vértice superior. Buscan empresas que compartan sus valores sociales y medioambientales. Lo que valoran: Propósito, feedback continuo, desarrollo profesional, flexibilidad. Lo que aportan: Pensamiento colaborativo, adopción rápida de tecnología, orientación a resultados.
  • Generación Z (1997-presente): Los disruptores pragmáticos: Son los más jóvenes dentro del mercado laboral y se caracterizan por vivir inmersos en la sociedad de Internet, consumir formatos digitales, son autodidactas y los tutoriales de Youtube son sus grandes aliados. Su influencia es exponencial. Lo que valoran: Autenticidad, diversidad, aprendizaje continuo, impacto social. Lo que aportan: Innovación disruptiva, agilidad digital, pensamiento inclusivo.

Cada generación ha desarrollado redes neuronales especializadas según los estímulos dominantes de su época. Los Baby Boomers han fortalecido circuitos de paciencia y procesamiento secuencial; la Generación X desarrolló alta adaptabilidad neurológica; los Millennials optimizaron la multitarea y colaboración; y la Generación Z posee una capacidad natural para el procesamiento paralelo de información.

Pero seamos honestos: tenemos prejuicios intergeneracionales. Ante lo desconocido, es natural que nuestro cerebro cometa errores y caiga en los sesgos que nos hacen relacionarnos desde la distancia y la precaución. Los estereotipos más comunes:

  • Sobre Baby Boomers: "Resistentes al cambio", "lentos con la tecnología"
  • Sobre Generación X: "Desconectados", "poco comprometidos"
  • Sobre Millennials: "Perezosos", "job-hoppers" (cambio frecuente de trabajo)
  • Sobre Generación Z: "Dependientes de la tecnología", "impacientes"
     

Aunque en realidad, estamos más cerca de lo que pensamos. Hay un nexo común. Cuando hablamos de diversidad intergeneracional, nuestra mente siempre se focaliza en las diferencias, la distancia entre unos y otros y los sesgos. Pero cuando indagas profundamente en lo que mueve realmente a cada persona independientemente de su edad, descubres que tenemos muchas cosas en común ¿Cuál es el hilo conductor que une a todas las generaciones? 

Independientemente de la edad, todos buscamos:

  • Sentir que nuestro trabajo tiene impacto.
  • Ser valorados por nuestras contribuciones únicas.
  • Crecer profesional y personalmente.
  • Formar parte de algo más grande que nosotros mismos.

 

La curiosidad como puente para conectar entre nosotros:

Más allá de las estrategias corporativas y las buenas prácticas organizacionales, existe algo mucho más poderoso y transformador: tu capacidad individual de conectar con las personas que tienes alrededor.

Es más fácil asumir que "los jóvenes son impacientes" o que "los mayores no entienden la tecnología" que detenernos a cuestionar esas creencias. Pero cuando asumimos algo como cierto sin investigarlo, eliminamos la oportunidad de aprender y, sobre todo, de conectar.

La curiosidad es la actitud que nos permite ver a nuestros compañeros con ojos nuevos. Cuando te acercas a alguien de otra generación desde la curiosidad genuina, ocurre algo mágico: cambias el estilo de tu interacción y, en lugar de buscar confirmar tus suposiciones, te abres a la inquietante posibilidad de que el otro tenga razón.

Para dejar de juzgar es necesario conocernos, conversar, compartir espacio físico y tiempo juntos, mirarnos a los ojos. Y aquí es donde la curiosidad se convierte en tu superpoder personal. En lugar de hablar para destacar tu conocimiento o experiencia, puedes hablar para elevar la curiosidad entre ambas partes. En este sentido, existe una herramienta clave: la pregunta, que puedes introducir en tus conversaciones para conectar de verdad: 
 

  • "¿Qué aprendiste de esa experiencia que yo no he podido vivir?"
  • "Cuéntame más sobre cómo ves tú este proyecto..."
  • "¿Qué herramientas usas que yo debería conocer?"
  • "¿Qué te inspira para el futuro de nuestra industria?"
  • "¿Qué experiencias has vivido que me podrían ayudar en este momento?"
     

Estas preguntas no solo generan diálogos más profundos, sino que fortalecen los lazos entre generaciones y crean un espacio para la conexión auténtica. En realidad, es abrirse a la posibilidad real de que la otra persona tiene algo interesante para ti, darle valor y empoderar a tu interlocutor. La próxima vez que tengas una interacción con alguien de otra generación, intenta incluir este tipo de preguntas y observa cómo cambia la dinámica y cómo las personas, incluyéndote a ti, se abren a nuevas posibilidades.

 

Tu desafío personal

Estar dispuesto a dejarte sorprender requiere coraje. Significa abandonar la comodidad de lo que ya sabes y aventurarte en territorio desconocido. Pero cada vez que te acercas a un compañero de otra generación con curiosidad genuina, no solo aprendes algo nuevo: contribuyes a reforzar el capital relacional de tu organización, conversación a conversación.

Porque la diversidad intergeneracional no se gestiona desde arriba hacia abajo. Se construye desde la curiosidad de persona a persona, desde el coraje individual de quienes deciden ver en el otro no un estereotipo, sino una oportunidad de crecimiento mutuo.

"La diversidad intergeneracional no es sobre edad, es sobre perspectivas. No es sobre diferencias, es sobre complementariedad. No es sobre el pasado o el futuro, es sobre construir el presente juntos, una conversación curiosa a la vez."

¿Estás listo para ser el director de esta sinfonía intergeneracional?

El momento de actuar es ahora. Porque en un mundo que cambia a velocidad exponencial, el futuro no pertenece a una generación específica: pertenece a quienes sepan combinar lo mejor de todas. El futuro es intergeneracional.

Sobre Marta Romo: 

Marta Romo es experta en neuroliderazgo, neurociencia aplicada y entrenamiento cerebral. Es directora general de BeUp, cofundadora de Neuroclick y coach profesional certificada. Ha desarrollado su trayectoria en consultoría de recursos humanos y es profesora en varias universidades y escuelas de negocio. Además, es conferenciante y autora de libros como Entrena tu cerebro y La mujer líder.

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