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Tocar un instrumento te hace más inteligente (aunque lo hagas mal).

El papel que juega la música en nuestras vidas es, y siempre ha sido, absolutamente esencial. Es una herramienta de comunicación universal, un transmisor de culturas, un despertador de endorfinas. Es de esas pocas cosas en las que todos estamos de acuerdo.

Qué irónico es comprobar que, cuando hablamos de pasarnos al otro lado y tocar, lo más normal es que, como poco, aparezca la vergüenza, y, como mucho, la indignación. “¿Yo? ¿Tocar música? Se me da fatal, a lo sumo bailarla”. Una opinión casi siempre originada desde el respeto y el asombro pero relacionada también a mucho desconocimiento. Para muchos, la música es poco menos que una especie de alquimia solo al alcance de las grandes estrellas. Un prejuicio que no deja de tener una herencia cultural importante pero que hoy en día no tiene sentido: contamos con las mejores herramientas, los mejores recursos y todo el conocimiento necesario para hacer música por el mismo precio que nos cuesta ir a un festival. Ahora, la pregunta es: ¿realmente gano algo tocando música si no es mi “vocación”?

En este sentido, los neurocientíficos hacen avances a un ritmo vertiginoso, y no han tardado en asegurar que el ejercicio de tocar cualquier instrumento es de los procesos más sanos y completos a los que podemos someter a nuestro cerebro, ya que conecta ambos hemisferios y nos ayuda a resolver problemas de una forma más creativa. Y ojo, que no estamos hablando en ningún momento de que lo que toques suene mal, bien, afinado o desafinado: el beneficio en este caso se encuentra en el proceso y no en el resultado.

 

 
 

Mientras que la educación, la economía y la cultura subestiman su papel como herramienta de desarrollo personal, desde esta casa queremos aprovechar la apertura de nuestros espacios Club y el cierre del Mes de la Música para mostraros caminos distintos para aprovechar y entender este arte esencial para la vida. Vamos a encarar este viaje en dos etapas: primero, elegiremos un instrumento o un aparato que sirva para nuestros propósitos, después buscaremos la forma más inmediata de empezar a tocar.

 

¿Cómo se hace música en el s. XXI?
 

Conforme la tecnología continua su imparable avance, las divisiones entre los profesionales cada vez tienen menos sentido. Hoy en día, cualquier persona desde su casa puede componer, interpretar, producir y distribuir un trabajo discográfico. Más increíble aun, tenemos a nuestra disposición herramientas que no nos permiten que toquemos una mala nota. Es decir, contamos con “asistentes” que nos permiten disfrutar de los beneficios de la música de una forma más inmediata.

En el terreno “app” el gran ganador se lo lleva Apple con su GarageBand. Parece la típica herramienta de juguete, y sin embargo su versión de iOS ha sido utilizada para grabar éxitos de artistas como Kendrick Lamar.  Pensar que podemos conectar una guitarra a nuestro móvil y utilizarlo como grabadora para componer en cualquier parte elimina la necesidad de practicar acompañado o con un carísimo ordenador. Si eres de Android te recomendamos Propellerhead Figure (muy intuitiva, te permite generar patrones musicales sin necesidad de ningún conocimiento). Hay muchísimas y algunas muy creativas, enfocadas en ofrecer una experiencia más que una herramienta de composición al uso.

 

Este artículo no vendría desde nosotros si no te propusiésemos instrumentos no tradicionales. Desde adaptaciones de instrumentos asiáticos como el Hapi Drum, muy agradables e intuitivos, hasta prodigios de la tecnología como Ototo, un dispositivo que te permite hacer música de cualquier objeto.

Lo cierto es que muchas empresas no cejan en su empeño de ofrecer productos que acerquen la composición musical a las masas. La que parece que está teniendo más éxito hasta ahora es ROLI, enfocada en crear instrumentos muy expresivos y accesibles. Tuvieron éxito con los profesionales, a lo Apple, con el teclado Seaboard. Ahora se encuentran en mitad de su campaña de KickStarter presentando LUMI, un teclado LED que, integrado con una app, promete convertirte de novato a músico a través de una experiencia gamificada. También pretende enseñarte escalas, acordes, y todo lo necesario para que entiendas la música a tu ritmo. Actualmente su app NOISE recoge esta misma filosofía y la aplica a la creación de ritmos y patrones musicales. Si te llama la atención el concepto anteriormente mencionado, no hay mejor forma de probarlo que a través de NOISE.

La otra gran empresa que navega entre lo “pop” y lo profesional es teenage engineering. De origen sueco, sacaron el que probablemente sea el sintetizador más famoso del s. XXI con el OP-1, una suerte de aparato todo en uno con el que puedes hacer un disco en el metro. Su cariño por el diseño y la interfaz lo hacen tan intuitivo que a veces los profesionales prefieren denominarlo “juguete”, aunque no lo sea. Ahora tienen sintetizadores que parecen calculadoras y un nuevo aparato llamado OP-Z que, con el tamaño de un mando de televisión, te permite hacer música y controlar luces y proyecciones en directo.

 

¿Pensabas que con esto se puede hacer música?

 

Ahora toca tocar.
 

El primer contacto con un instrumento musical siempre es lo más frustrante. Es como aprender cualquier habilidad nueva, como conducir: al principio es torpe y frustrante, pero conforme vas invirtiendo tiempo en ello va resultando más satisfactorio. El gran problema es que, desde la propia internet y guiada por la cultura de conservatorio, la música no se considera como una disciplina de exploración creativa, sino de ejecución precisa. Cuando realmente, como hemos comprobado al principio de este artículo, no importa tanto qué notas toques como que te dejes llevar por el oido.

Pensémoslo de esta manera: un piano contiene letras negras y blancas. Las blancas contienen la escalada de Do (o C en cifrado americano), conocida por todos. Resulta que tan solo en esas 7 notas tienes todo un universo musical muy sencillo de explorar y con el que podrías crear todos los días. La armonía sigue ganando en complejidad debido a siglos de avances, pero en realidad siempre tuvo que ser muy sencilla, puesto que era un medio de comunicación que, de hecho, ayudaba a personas de menor cultura y alfabetización a poder transmitir ideas complejas.

En este sentido no podemos dejar de alabar el excelente trabajo hecho por David Reed con su método “Improvise for Real”: una forma muy sencilla de entender la música poco a poco y desde la intuición. Además de su ebook podéis encontrar lecciones gratuitas en YouTube y material didáctico que se puede aplicar en contexto de enseñanza. Si eres madre o padre, por ejemplo, tu hijo puede beneficiarse de este enfoque lúdico a la composición musical.

Basta de leer. Ahora toca tocar. Nosotros ya lo hicimos durante junio en el Club Utopicus Gran Vía - Cibeles con el Musical Refresh, juntándonos usuarios que tenía conocimientos en algún instrumento con gente que canta en la ducha. También contamos con instrumentos en algunos de nuestros espacios de coworking, como Utopicus Príncipe de Vergara. Creemos que la mejor forma de eliminar barreras es eliminando barreras. Atreverse a jugar sin juzgarse es uno de los pasos más importantes para crecer como persona. La música, según coinciden muchos científicos, es uno de los métodos más efectivos para hacerlo. Esperamos que hayamos logrado convencerte para que te lances a ello algún día.

 

Musical Refresh de Utopicus

Si, como nosotros, piensas que la creatividad y el juego están muy ligados con el emprendimiento y la actitud empresarial, nos encantaría que conocieras nuestros Clubs Utopicus, espacios donde arte y cultura conviven con el networking y el desarrollo profesional. No hay nada mejor para buscar conexiones que hacerlo a través de un instrumento. Aunque si tienes otras aficiones, puedes socializar en el honest bar con servicio de auto-hostelería, o simplemente pedirle a nuestro Club Manager que te oriente personal y profesionalmente si acabas de llegar a la ciudad. Es un ambiente concebido para mentes inquietas que quieren maximizar su potencial. Una pequeña comunidad dentro de nuestra comunidad que quiere servir de catalizador de todo aquello que te mueve.

¿Te animas a dar el paso?

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