Seguramente te hayas fijado en que cada vez son más los edificios con un sello sostenible en la entrada. Pero, ¿sabes qué significan y qué impacto tienen en tu día a día?
En este post te ayudamos a entender en qué consisten estas certificaciones y por qué es importante tenerlas en cuenta a la hora de elegir un espacio de trabajo.
¿Qué son las certificaciones sostenibles?
Los criterios por los que evaluamos los espacios de trabajo están cambiando. Ya no es suficiente con que un edificio sea funcional, representativo y cómodo para trabajar, sino que debe aportar valor en sí mismo.
En este sentido, disponer de un sistema de evaluación independiente, que analiza los inmuebles en base a parámetros objetivos como la eficiencia energética, el impacto ambiental o la calidad del aire interior, es fundamental para garantizar que el edificio que elegimos es el mejor para el planeta y para quienes lo ocupan.
Ese marco permite a las organizaciones tomar decisiones más informadas y objetivas, con la tranquilidad de instalarse en un entorno sólido, medido y preparado para acompañar su actividad en el tiempo.

Certificaciones de sostenibilidad vs certificaciones de bienestar
Entre los diferentes tipos de certificaciones, destacan las de sostenibilidad y las de bienestar:
Los sellos de sostenibilidad se centran en el rendimiento del inmueble y su impacto ambiental. Evalúan aspectos como el consumo energético, la gestión del agua, los materiales empleados en su construcción o la huella de carbono, garantizando un funcionamiento responsable y eficiente.
Las de bienestar, por su parte, ponen el foco en la experiencia diaria de quienes ocupan el espacio. Analizan la calidad del aire, la iluminación, la acústica, el confort térmico, o el diseño de entornos para favorecer la salud, la concentración y el bienestar emocional.

¿Qué beneficios tiene para las organizaciones?
En un momento en el que atraer y fidelizar talento, facilitar la colaboración y cuidar el bienestar son prioridades, elegir un edificio certificado, marca la diferencia.
A nivel usuario, el beneficio es muy claro. Estos inmuebles tienen en cuenta parámetros clave en su día a día, como la accesibilidad, las opciones de movilidad, la iluminación o la calidad del aire, garantizando un confort ambiental muy alto. Todo esto se traduce en espacios donde resulta más fácil concentrarse, colaborar y mantener un ritmo de trabajo estable. Los equipos respiran mejor, se mueven mejor y trabajan mejor porque el entorno acompaña: menos ruido, menos interrupciones y más equilibrio entre lo que necesitas y lo que el espacio ofrece.
Para las empresas, el efecto es inmediato. A nivel cuantitativo, perciben un ahorro importante en sus consumos, gracias a instalaciones más eficientes, sistemas inteligentes de gestión energética y un uso optimizado de los recursos. A nivel cualitativo, refleja un compromiso real con la sostenibilidad y el bienestar. Esto mejora la capacidad de atraer talento, financiación de calidad, y contribuye a construir una cultura corporativa más sólida, motivada y conectada.

En definitiva, las certificaciones no son un simple distintivo en la entrada del edificio, sino una garantía de que el espacio en el que trabajamos impulsa nuestro rendimiento, nuestra salud y la sostenibilidad de la organización. Apostar por ellas es apostar por entornos que cuidan de las personas y del planeta, y que acompañan a las empresas en sus retos presentes y futuros.
Espacios de trabajo que respiran, se adaptan y se mejoran cada día. Detrás de la sensación de bienestar hay más que diseño: técnica, bienestar y compromiso.