“Las nuevas formas de trabajar” son nuevas solo una vez, después se convierten sencillamente en “las formas de trabajar”. Parece una obviedad, pero en ocasiones seguimos escuchando hablar de nuevos modelos o formas de trabajo que son las mismas de siempre, pero con nombres diferentes.
En este artículo queremos visibilizar tendencias y pilares reales sobre las nuevas formas de trabajar derivadas de cambios en el entorno (político, económico, social, legal, medioambiental y tecnológico).
El propósito
Comencemos por el principio. La creciente sensibilización de compra de los consumidores hacia productos/servicios alineados a sus valores y/o estilos de vida, invita a las organizaciones a identificar y redefinir su propósito, que es el primero de los tres pilares de los que hablaremos. Este propósito, más allá de su definición (“Ánimo o intención de hacer o de no hacer algo”. “Objetivo que se pretende conseguir”. “Asunto, materia de que se trata”), hoy tiene el requisito de estar unido a una causa mayor y a unos valores que conecten la necesidad de satisfacer al cliente con su propósito personal.
La sostenibilidad
Relacionado con este concepto de “propósito” y con una fuerte vinculación a esa causa mayor, encontramos el segundo pilar, la sostenibilidad. En ocasiones, la norma y la ley ocupan aquellos espacios a los que el sentido común o la educación no ha conseguido llegar a tiempo. Un claro ejemplo de ello es que, a partir del año 2022, las empresas estarán obligadas a presentar la proporción de sus actividades consideradas como sostenibles en sus Estados No Financieros. Esto implica que, lejos de ser una necesidad burocrática, las organizaciones deberán implementar en su ADN el carácter sostenible.
Pero al hablar de sostenibilidad no nos referimos exclusivamente al entorno medioambiental, sino también al social y económico. Las acciones empresariales; desde la decisión de más alto nivel como, por ejemplo, los compromisos de emisiones de CO2; hasta la operativa más detallada, como la atención y cuidado al cliente; deberán estar dirigidas hacia la creación de riqueza social, económica y ambiental duradera en el tiempo y forma.
La diversidad y la inclusión
A los dos lados de la puerta (o la web) de una organización, hay personas. En un lado encontramos clientes y en el otro a los trabajadores. Contemplar la diversidad e inclusión como una oportunidad de negocio, y por supuesto de responsabilidad social, es el tercer pilar fundamental sobre el que se basamos estas nuevas formas de trabajar. Comprender e integrar la diversidad (de género, funcional, sexual, biológica, étnica, etc.) permitirá a las organizaciones desarrollar una ventaja competitiva sobre aquellas que se mantengan en la homogeneidad exclusiva: la creatividad y la innovación.
Sobre estos tres pilares se cimientan una serie de tendencias clave que están marcando estas nuevas de trabajar:
1. Aplicar el modelo Lean Learning: la velocidad necesaria de aplicación del conocimiento ha aumentado considerablemente. Cambios tecnológicos y metodológicos obligan a las organizaciones a estar en un continuo aprendizaje. Por ello, las personas deben desarrollar y aplicar un método de aprendizaje ágil: aprender eficiente para aplicar rápido. El equilibrio se encontrará en combinar el aprendizaje exhaustivo, sobre aquellos ámbitos que requieran especialización (formación reglada, especializaciones técnicas, etc.), con el aprendizaje rápido, sobre aquello que pueda ser aprendido y aplicable en el corto plazo (certificaciones, MOOC, etc.)
2. Generar confianza multidireccional: los entornos actuales, cambiantes y deslocalizados, requieren de un ancla que sirva de garantía. Esta ancla es la confianza. Cuidar y mantener la confianza a nivel interno, con los miembros de la organización, será fundamental para la sostenibilidad. Y sin duda, la confianza hacia el exterior, con los clientes y otros stakeholders involucrados. El mejor empleo, producto o servicio, puede verse abocado al fracaso si la confianza no es el ancla sobre la que sustentarlo.
3. Desarrollar un carácter ambidiestro en la innovación: ¿explorar o explotar? Dos vías para el desarrollo de la innovación que frecuentemente se entienden contrapuestas, pero donde reside el carácter ambidiestro de la innovación. El objetivo de este punto es detectar aquellas áreas de la compañía donde se debe explorar (crear nuevos productos, diseñar nuevos procesos, implantar nuevas estrategias, etc.) y aquellas otras áreas en las que se debe explotar (mejorar cualidades de un producto, incrementar la eficiencia de un proceso o desarrollar la experiencia empleado siguiendo la estrategia marcada). Por tanto, el equilibrio parte de entender las estrategias de explotar y explorar como complementarias en lugar de suplementarias.
4. Fomentar la colaboración real interna: escuchamos y pronunciamos la palabra colaboración quizás con demasiada facilidad. Colaborar, siguiendo la matriz de estilos asertivo-cooperativo de Thomas-Kilmann, es aquella situación en la que la lucha de intereses es conjunta, ambos ganan. Cuando hablamos de colaborar, ¿todos ganan en la misma medida? ¿La colaboración hace el pastel más grande o lo reparte? Reflexionar de forma conjunta sobre el carácter colaborativo de la organización e implementar mejoras hacia la colaboración real será clave para afrontar los desafíos futuros.
5. Maximizar la agilidad: los procesos, la burocracia, la normativa y la operativa mecánica siguen ocupando gran parte del tiempo invertido por los equipos de trabajo. El concepto de agilidad es conocido por una inmensa mayoría de las compañías, pero es ahora cuando se debe pasar del conocimiento a la integración. Desarrollar planes y estrategias a favor de la agilidad, incluso dedicando equipos de trabajo transversales que dediquen esfuerzos en esta tarea, permitirá a las compañías invertir su tiempo en aportar valor real al cliente.
6. Trabajar como equipos autogestionados: la autogestión requiere confianza, autonomía, responsabilidad, empoderamiento y propósito compartido. Cuando uno de estos pilares cae, el resto no tardarán en hacerlo. Detectar el estado de desarrollo de cada una de estas áreas y velar por su estabilidad, nos acercará a lograr los equipos sostenibles sobre los que construir el presente y futuro de las compañías.
Como exponíamos al principio, las nuevas formas de trabajar serán nuevas solo una vez. En ocasiones, no hace falta “reinventar” la rueda, sino adaptarla al terreno sobre el que pisa. Por tanto, estas tendencias y pilares no harán sino adaptar las formas de trabajar de siempre, al nuevo entorno que, como hemos visto en los últimos años, cambia de asfaltos a lodos de forma continua. La confianza y el propósito común serán los motores que alimentarán el crecimiento sostenible del negocio.