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Desconectar en vacaciones: cómo descansar de verdad este verano

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Para muchos de nosotros las vacaciones de verano son el periodo de descanso más largo que disfrutamos durante el año. Cuando conseguimos desconectar de nuestro día a día nuestro cerebro se permite momentos de reflexión y observación de cómo es nuestra vida y de qué aspectos podemos mejorar. Sería maravilloso poder disfrutar de estas pausas reflexivas a lo largo del año, pero la realidad es que el mundo moderno no está diseñado para que paremos y pensemos, más bien todo lo contrario: primamos la hiperconexión y la hiperproductividad por encima de todo, estamos ocupados estando ocupados en interminables listas de tareas pendientes, vivimos con prisa hasta las experiencias que solo se pueden saborear lentamente, y vivimos de espaldas a lo que pasa fuera, cuando nuestra condición de seres humanos no se puede entender sin atender los ritmos que marca la naturaleza.

Este estilo de vida cada vez más moderno, cada vez más tecnológico, cada vez más rápido, y cada vez menos humano, está detrás de muchos de los problemas de salud física y mental que padecemos en la actualidad. El diseño humano es claro: estamos hechos para el contraste. Contraste entre luz y oscuridad, contraste entre actividad y descanso, contraste entre ingestas y ayuno, contraste entre frío y calor… Pequeños estresores que en su justa medida nos permiten tener una salud óptima. Descubre cómo disfrutar del verano y cómo instaurar rutinas que te permitan mantener ese equilibrio para gozar de una salud óptima todo el año. En resumen, cómo desconectar para volver a conectar.

 

 

La importancia del sueño en el descanso

Cada noche, mientras dormimos, atravesamos varios ciclos, en los que pasamos por distintas etapas de sueño no REM y sueño REM. El sueño no REM, conocido como sueño profundo o sueño de ondas lentas, es el momento principal en el que el cuerpo se renueva y repara. Esta etapa del sueño parece ser la que desempeña un papel esencial en la producción energía, mejorando la capacidad de producir ATP. 

Tener bajos niveles de energía es una de las causas que hay detrás de la fatiga crónica, entendiendo fatiga no como el cansancio físico, sino como ese cansancio ‘vital’ y niebla mental, esa sensación de estar lentos y de no tener motivación ni impulso para llevar a cabo hasta las tareas más sencillas de nuestro día a día. Sí, la falta de sueño hace que tengamos menos ganas de hacer cosas.

Así como el sueño profundo restaura el cuerpo, el sueño REM restaura la mente y nuestras capacidades cognitivas, esas que nos ayudan a ser productivos y eficientes. Sin un sueño adecuado, el cerebro tiene dificultades para funcionar correctamente. Debido a que no tienen tiempo para recuperarse, las neuronas del cerebro trabajan demasiado y son menos capaces de desempeñarse de manera óptima en diversos tipos de pensamiento. 

¿Sobre qué capacidades cognitivas impacta a corto plazo la falta de sueño?

  • el aprendizaje y la memoria
  • la capacidad de concentración
  • el tiempo de reacción
  • la velocidad de ejecución
  • la capacidad de toma de decisiones (impulsividad) y resolución de problemas
  • la creatividad, capacidad de conectar ideas
  • la capacidad de análisis
  • el procesamiento emocional, incluida la capacidad de empatía. 

Cómo desconectar en vacaciones

1. Horarios regulares

La regularidad es una de las claves para mantener nuestro reloj biológico lo más sincronizado posible con el reloj ambiental y con el reloj social. Las vacaciones, los fines de semana o los festivos son inventos de la sociedad industrial para distinguir días de actividad laboral con días de no actividad. Sin embargo, nuestro cerebro no distingue entre un lunes y un sábado, o entre el 20 de marzo y el 5 de agosto desde un punto de vista fisiológico. Por eso es importante, si queremos cuidar nuestro bienestar y nuestra salud, mantener cierta regularidad en nuestras rutinas especialmente en las 3 que son esenciales para nuestra sincronización circadiana: horarios regulares de acostarnos y levantarnos, horarios regulares de ingestas, y horarios regulares de actividad física.

A nuestro cuerpo le gusta la regularidad, pero también es amigo de la flexibilidad. Es decir, que, aunque es recomendable ser disciplinado en cuanto a la regularidad de nuestros horarios, no es nada recomendable ser rígido, pues la rigidez solo conduce a la frustración. 

2. Red social

Para muchas personas durante el año es más complicado mantener el contacto con el círculo más cercano tanto de amistades, como de familia. Las vacaciones son un momento idóneo para priorizar este tipo de relaciones, para cuidar nuestra red social de carne y hueso porque es el sustento emocional que todos necesitamos. El contacto a través de las pantallas nunca va a poder sustituir un abrazo o una charla entre amigos mirándose a los ojos. 

La soledad no deseada es una de las epidemias silenciosas de nuestro tiempo, y si en algo coinciden desde todas las especialidades médicas y sanitarias es que es sentirse solo es igual de malo para la salud que hábitos tan nefastos como el tabaquismo. Así que procura que durante las vacaciones cuidar de tu red social sea una prioridad, porque así durante el año será más fácil mantener ese contacto. Cuando hablamos de hábitos saludables pensamos siempre en el ejercicio, en la nutrición, incluso en el descanso, pero no podemos olvidar que nuestra red social, las personas que nos rodean, también nos nutren.

3. Desconecta: uso inteligente de la tecnología

Desconecta, y desconecta de verdad. Las vacaciones son un momento excepcional para conectar con las distintas facetas de nuestra vida que durante el curso dejamos más de lado: el contacto con la naturaleza, el cuidado de nuestra red social como veíamos antes, la práctica de nuestras aficiones, el cultivo de nuestra espiritualidad… La tecnología es una herramienta muy útil pero puede ser un arma de doble filo. Algunas de las aplicaciones que usamos todos los días están diseñadas para mantenernos delante de una pantalla, y su modelo de negocio es precisamente la economía de la atención: cuanto más tiempo pasamos consumiendo contenido más beneficio generan.

Cada vez que vayas a coger un dispositivo electrónico estas vacaciones piensa para qué lo estás haciendo: ¿porque quieres consultar algo o buscar una información concreta, o porque sencillamente sientes ansiedad o aburrimiento y necesitas hacer algo de forma compulsiva?
Hoy en día es imposible vivir de espaldas a la tecnología, pero sí que es posible prevenir patologías relacionadas con un mal uso o mala gestión de la misma como el tecnoestrés o la tecnoansiedad si aprendemos a usar la tecnología y no dejamos que la tecnología nos use a nosotros.

4. Tu dormitorio, tu templo del descanso: Oscuridad, silencio, ventilación y temperatura 

Si hay algo que es importante cuidar todos los días del año es el entorno en el que vamos a dormir. Es tan importante que muchos de nosotros los primeros días que dormimos fuera de nuestro dormitorio habitual, aunque estemos en el mejor hotel del mundo, no dormimos bien. La respuesta es muy sencilla, un nuevo espacio supone cierto estrés para nuestro cerebro puesto que no es un entorno conocido y seguro; esto hace que tengamos cierto estado de alerta esos primeros días hasta que nos habituamos al nuevo espacio de descanso.

Aspectos que debemos cuidar lo más posible de nuestro dormitorio para convertirlo realmente en un templo del descanso son la oscuridad total, el silencio total, una buena ventilación que garantice la calidad óptima del aire que respiramos, y una temperatura fresca para favorecer la termorregulación de nuestro organismo durante la noche. 

5. Disfruta

Un último consejo, pero igual de importante que todos los demás: no te olvides de disfrutar. Como afirma el filósofo Byung-Chul Han, vivimos en la sociedad del rendimiento, en la que convertimos en algo productivo hasta los momentos de descanso y desconexión. Recorremos miles de kilómetros para ver el atardecer más espectacular del mundo, pero en vez de verlo lo grabamos en video para subirlo a una red social; reservamos con meses de antelación mesa en un restaurante para disfrutar de una cena especial con nuestros seres queridos, pero les prohibimos que toquen nada antes de hacer una foto para subirla… y así tantos ejemplos de situaciones que merecen toda nuestra atención y toda nuestra capacidad de disfrute, y que muchas veces nos perdemos por no saber estar en el aquí y en el ahora. 
 

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