Vivimos en un mundo complejo, lleno de cambios e incertidumbre, que afectan a nuestro bienestar. Si hace unos años hablábamos de entorno VUCA (siglas en inglés de Volátil; Incierto; Complejo; y Ambigüo), hoy en día estamos en la era BANI (Frágil; Ansiosa; No lineal e Incomprensible). Una normalidad que ya incluye, por definición, la ansiedad.
Nuestro cerebro está creado para el equilibrio, así que es esa falta de coherencia y seguridad la que nos genera la ansiedad. Entender cómo funciona nuestra mente y los mecanismos que conectan todo nuestro organismo es fundamental para poder enfrentarnos mejor a estas circunstancias, ser más productivos, tener alto rendimiento cerebral y sentirnos mejor.
En el segundo capítulo de Inspiring Workplaces hablamos de bienestar mental, de la mano de Marta Romo, experta en Neurociencia aplicada al Liderazgo y el Aprendizaje. En este artículo recogemos algunos de los hábitos que aprendimos con ella, para sentirnos mejor en nuestro día a día. Te invitamos a darle play al vídeo para descubrir el resto de contenidos:
- Entrenar nuestra mente para el cambio
- Cuidar nuestra mente
- Medir nuestro nivel de bienestar
- Hábitos para sentirnos mejor
- Equilibrio cuerpo-mente-propósito
1- El poder de la anticipación positiva.
¿Por qué nos sentimos mejor los viernes que los domingos?
Existe una técnica muy útil que nos ayuda a llevar a nuestro cerebro a ese estado de calma y comodidad: la anticipación positiva.
Esta consiste en proyectarse en el futuro, pero imaginando algo que nos apetezca o nos resulte emocionante. Aunque parezca algo simple, es una herramienta muy potente, que nos ayuda a segregar dopamina, el neurotransmisor de la felicidad. Por eso los viernes nos sentimos mejor que los domingos, porque, aunque tengamos que trabajar, ya nos visualizamos disfrutando del fin de semana.
2- ¿Salir de nuestra zona de confort o expandirla?
Estamos acostumbrados a oír que, para progresar, tenemos que superar nuestros miedos y salir de nuestra zona de confort. Sin embargo, esta definición implica que nuestro desarrollo personal depende de un cierto nivel de presión e incomodidad.
Nada más lejos de la realidad. Está demostrado que la mejor condición del cerebro para crecer y avanzar es desde la tranquilidad.
El objetivo entonces es expandir nuestra zona de confort, ayudarnos de los recursos que tenemos a mano y las personas que nos rodean para sentirnos cómodos y respaldados cuando iniciamos nuevas etapas. Porque, cuanto más seguros y en equilibrio estemos, más sencillo no resultará tomar decisiones y gestionar diferentes escenarios.
3- Estar presentes: el gran reto del siglo XXI
¿Qué voy a comer mañana? ¿Me subirán el sueldo en diciembre? Si no le hubiera dicho eso… Nuestro cerebro es un viajero que se mueve constantemente entre el pasado y el futuro, pero al que le cuesta estar aquí y ahora.
Y ser capaces de estar presentes es fundamental para nuestro bienestar. Porque cuando lo estamos, entramos en un círculo virtuoso, en el que conectamos de verdad con los demás y nos comunicamos mejor. Y cuando esto pasa somos capaces de generar verdadero valor para nosotros mismos y para quienes nos rodean. Eso nos genera seguridad, y, por tanto, bienestar.
Pero ¿cómo podemos controlar nuestro ruido mental? Lo principal es identificar esos pensamientos pasajeros, aceptarlos y aparcarlos para volver a poner foco en el momento presente. No se trata de rechazarlos, sino de tener la capacidad de archivarlos y gestionarlos cuando llegue su momento. Para esto es interesante utilizar papel y boli, apuntar cada pensamiento y retomar lo que estábamos haciendo.
4- Ser conscientes de nuestros sesgos cognitivos.
Aunque nos cueste créelo, nuestra mente no siempre percibe la realidad tal y como es. Por una cuestión de ahorro energético, nos juega pequeñas trampas, que nos llevan a amplificar o dramatizar determinadas situaciones. Saber que esto nos pasa y ser capaces de identificarlo es clave para estar cómodos con nosotros mismos.
Una buena forma de hacerlo es escribir cómo nos sentimos o entendemos la realidad y leerlo buscando esas trampas de manera objetiva. Generalizar, poner etiquetas o adivinar pensamientos ajenos son algunas de las más habituales.
En definitiva, el equilibrio es una de las grandes misiones de nuestra mente, y en general, de nuestro organismo. Alinear nuestros propósitos con nuestra forma de pensar y actuar es la clave de nuestro bienestar. Y para eso es fundamental entender cómo funciona nuestro cerebro y los mecanismos que conectan nuestro organismo.
Si te interesa este tema, te invitamos a ver el primer el primer capítulo de Inspiring Workplaces sobre bienestar comunicativo, con Andrea Vilallonga:
Además, en el próximo pondremos foco en el propósito y en su impacto en el bienestar, con Rosa de la Morena ¡mantente atento!