icon

Capítulo 1 | Bienestar Comunicativo con Andrea Vilallonga

Comunidad
Health & wellbeing
¿Has oído hablar del bienestar comunicativo?

La forma en que nos dirigimos a nosotros mismos y a los demás, nuestras emociones, estado físico, el lugar en el que trabajamos… Son muchos los factores que influyen en nuestro bienestar, tanto a nivel personal como a nivel profesional.

Cuidar cada uno de ellos no sólo nos ayuda a estar mejor, sino que nos mantiene activos, motivados y conectados con nuestros propósitos. En definitiva, aumenta nuestros niveles de energía, porque cuando nos sentimos bien con lo que somos y hacemos, tenemos un impulso que nos mueve y mejora nuestro rendimiento.

Cada vez somos más conscientes de lo importante que es trabajar en nuestro bienestar, pero a menudo nos faltan herramientas para hacerlo en nuestro día a día. Por eso, para la segunda edición de Inspiring Workplaces de este 2023 hemos querido redefinir sus pilares, y ayudarte a crear hábitos saludables que lo impulsen en tres niveles: mente, propósito y comunicación.

En el primer capítulo hablamos del bienestar comunicativo de la mano de  Andrea Vilallonga, experta en Comunicación de Impacto. En este artículo recogemos algunos de los temas principales que aprendimos con ella. Te invitamos a darle play al video para descubrir:

  • ¿Qué es el bienestar comunicativo? 
  • ¿Cómo alineamos lo que somos y parecemos ser? 
  • ¿Es importante adaptar nuestro mensaje a nivel profesional? 
  • ¿Para qué sirven las RRSS? 
  • ¿Cómo nos hablamos?  Limpiar tu mirada...

Capítulo 1: Bienestar comunicativo con Andrea Vilallonga


Pero ¿Qué es el bienestar comunicativo?

Cuando hablamos de bienestar, son muchos los factores que se nos vienen a la mente, pero hay uno que solemos pasar por alto y que tiene un peso importante en cómo nos sentimos: la comunicación

Definimos el bienestar comunicativo como la coherencia entre quiénes somos, quiénes parecemos ser, qué decimos y cómo actuamos.

Y es que nuestra forma de proyectarnos a los demás dice mucho de nosotros, y sin embargo, no siempre muestra lo que queremos ¿A quién no le ha pasado eso de “Antes de conocerte me caías mal” o el típico “Aunque se lo dije de buenas, le sentó fatal”?  Cuando algún elemento de nuestra comunicación se desvía del resto, no conseguimos conectar con nuestro interlocutor, y esto condiciona nuestra relación con los demás, pero también con nosotros mismos.

Por eso, no sólo es importante saber quiénes somos y cuáles son nuestros objetivos, también es fundamental analizar quiénes parecemos ser, nuestra apariencia, gestos, tono de voz… Para esto no queda otra que mirarse al espejo, ver nuestras fotos y vídeos, escuchar nuestros audios, y tomar nota.

Coherencia, coherencia y coherencia.

Sentirnos bien y hacer sentir bien a los demás con nuestra comunicación depende, por tanto, de nuestra capacidad de alinear quiénes somos, con lo que proyectamos al exterior.

Aunque nos cueste creerlo, existe una gran diferencia entre lo que creemos que parecemos, y la realidad. Y cuando intentamos transmitir desde lo que somos, y no desde lo que parecemos ser, nuestros mensajes se multiplican, despistando a nuestra audiencia. Por el contrario, cuanto más horizontal soy, más segura se va a sentir la persona que tengo delante.

Para entender mejor las sensaciones que generamos en los demás existe una técnica llamada Iconología de la Imagen, que analiza el impacto emocional de nuestras características físicas, movimientos y sonidos en los demás. Porque nuestra imagen funciona en la mente de los demás como el lenguaje, como un mensaje que enviamos a los demás, y que ellos descodifican de manera instintiva. Puedes profundizar sobre esta técnica en el libro #MÍRATE de Andrea Vilallonga.

Y también generosidad

Una vez que sabemos quiénes somos y lo que parecemos ser, es importante adaptarnos a lo que necesita nuestro interlocutor. Cuando lo hacemos, es cuando ampliamos nuestra influencia.

En este sentido, es importante comprender que no existe una autenticidad única, que no debemos actuar de la misma manera en todos los ámbitos de nuestra vida, porque no en todos tenemos los mismos objetivos, y sobre todo, la misma audiencia. Cuidar cada uno de nuestros registros comunicativos nos va a ayudar a conectar mejor con los demás y ser más efectivos en nuestros propósitos. Y para eso, además de conocernos a nosotros mismos, tenemos que conocer a quiénes tenemos en frente.

Limpiar la mirada

Por último, cambiamos el foco y nos centramos en la forma que tenemos de comunicarnos con nosotros mismos. Porque muchas veces no somos conscientes de cómo nos hablamos, y eso impacta directamente en nuestro bienestar.

Cuando se trata de nosotros, solemos poner el foco en lo que tenemos que mejorar. Estamos acostumbrados a dedicar mucho tiempo a pensar en lo que nos falla y en cómo solucionarlo. Pero, si sólo focalizamos en lo malo, ponemos toda nuestra energía en ese punto, y al final es lo que dejamos ver a los demás.

Cuando impactas varias veces con un mismo mensaje, te lo terminas creyendo, y quienes te rodean también. Tenemos que equilibrar la balanza, aprender a ver lo bueno en nosotros mismos, y abrir la puerta para que también lo vean los demás.

En definitiva, cuidar nuestra comunicación interna y externa es cuidar nuestro bienestar. Y para hacerlo, lo más importante es ser coherentes y generosos, con nosotros mismos y con los demás, entender qué necesitamos y qué necesitan de nosotros y adaptarnos para conseguir esa seguridad.

Ahora que ya sabemos un poco más sobre cómo alinear nuestra comunicación con lo que queremos proyectar, te invitamos a que estes atento al siguiente capítulo de Inspiring Workplaces donde aprenderemos a entender mejor cómo funciona nuestra mente y su relación con el bienestar, de la mano de Marta Romo

Contacto

¿Tienes alguna duda o necesitas más información?

Escríbenos y nos pondremos en contacto contigo.

${message}$